viernes, 7 de julio de 2017

LA LUCHA DE CADA DÍA




No hay descanso mientras estemos en este mundo. La lucha es constante y diaria. El Maligno no descansa y trata de seducirnos para llevarnos por el mal camino y alejarnos de Dios. Lo hace mostrándonos las ofertas y placeres de este mundo, espejismos caducos, que nos esclavizan y nos pierden. Detrás de ellos no hay sino vaciedad y perdición.

La puerta por la que hemos de pasar es estrecha. Lo sabemos, pero es la puerta que abre al verdadero y eterno camino de la felicidad. Jesús nos lo ha dicho, "quien gana su vida, perderá la verdadera y eterna. Mientras quien pierde esta, la del mundo, ganará la Vida Eterna -Mt 16, 25-. La única que merece la pena.

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