sábado, 11 de abril de 2015

AMAR ES LO IMPORTANTE



Ser creyente exige condiciones y actitudes. No se puede decir: Yo creo en algo, en Dios o en un ser superior...etc, y luego vivir según tus apetencias, tus gustos y tus ideas. Interpretar la vida según tus sentimientos, afectos y apetencias y ser indiferente a lo que confiesas.

Ser coherente es algo muy serio, y esa falta de coherencia es la causa de que los pueblos vivan como viven. La realidad del mal no se debe a que el mal existe, sino que el hombre lo acoge y lo cultiva. Y lo hace cuando deja a un lado sus responsabilidades y compromisos y se conduce de forma incoherente. De esa forma entra el pecado en el mundo.

Lógico es que haya una relación directa entre lo que crees y lo que haces. Harás según creas, y cuando lo que crees no está en relación con lo que haces, algo falla. Se produce un fallo o, mejor, hay una incoherencia. Una doble vida que en unas situaciones actúa de una forma y en otras, de otra. Se vive en la mentira y eso tiene sus consecuencias que afectan a todos y a la sociedad.

El problema es el de siempre, el egoísmo y la falta de amor. Se ama lo que apetece, lo que te hace sentirte bien y te da placer y bienestar. Siendo así, todo lo que estorba en ese sentido se trata de quitar de encima. En el mejor de los casos se acepta en una connivencia que sirve a los intereses de los implicados. Al final aparece la resignación y el conformismo. Y nada de eso vale, porque la mediocridad empobrece la vida y pierde el sentido de la vida.

El amor se encuentra en las antípodas, porque amar supone luchar contra las apetencias, los gustos o intereses. Amar busca y persigue el bien, el bien de todos, que también será el tuyo propio. Por eso, el amor no tiene límites y se extiende principalmente a los enemigos, porque el amor aparece cuando el esfuerzo exige perdón, paciencia, misericordia, justicia y verdad. 

No hay otro ejemplo más claro que el de Jesús. Él nos ama así, y nos lo dice claro: Hay más alegría por el encuentro de una oveja perdida, que por las noventa y nueve que están en el redil. Eso nos aclara el significado del concepto y verdadero amor.


2 comentarios:

Daniel Espinoza dijo...

Antes yo pensaba que era feliz porque sentía alegría, después me di cuenta que esa alegría que sentía era falsa, porque la verdadera alegría, la verdadera felicidad la encontramos cuando vivimos una vida por el bien ajeno, ahí esta la verdadera alegría que nace de la experiencia con Dios.

Me gusto tu reflexión.
Te mando un fuerte abrazo, Salvador.

www.consuelaamipueblo.org

Salvador Pérez Alayón dijo...

Es interesante expresar lo que sentimos y buscamos, porque eso es experimentar, y, como bien dices, buscamos sentirnos bien, pero experimentamos que una vez nos alcanzamos ese deseo, pronto volvemos al mismo estado, La felicidad no se mantiene. Gana tu equipo el partido, pero poco después experimentas que estás igual.

La felicidad está en otra parte. Cuando vives la experiencia de darte en servicio a otra persona, experimentas algo que se mantiene y nunca se va. En ese gozo está lo que buscamos, y eso nos lo dice Jesús, es amar. A mí también me ha pasado.

Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

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