jueves, 4 de diciembre de 2014

TÚ, MUJER, NO SÓLO ERES MUJER SINO TAMBIÉN MADRE



No has nacido para vivir simplemente como mujer, sino ineludiblemente para el papel de ser madre. Luego, es posible que no lo puedas ser, porque la naturaleza no te deja serlo, pero también puedes tu oponerte a quererlo, porque no quieres y rehusas ser madre. Eres libres y nadie, ni siquiera Dios, te puede obligar, pues Él mismo te ha creado libre para que tú decidas, pero también asumas tus responsabilidades.

Pero lo que se discute, no es la elección de ser madre o no. Lo que se discute es que si por una u otra causa eres madres, tuya es la responsabilidad, y también del que ha contribuido a engendrar ese nuevo ser dentro de ti, que se respete la vida de esa nueva persona engendrada. No les pertenece su vida, y sí les pertenece sus cuidados, el respeto a sus derechos, el derechos a alimentarse, a desarrollarse y a ser educado en libertad.

Pero su vida es intocable, porque es otro, es otra persona con células que lo diferencian y lo hacen único, diferente, distinto, indivisible, personal, y vivo. El otro día oí una entrevista en una tele local de mi ciudad, Arrecife, y escuché a una persona, que conozco, decir una cosa que se me ha quedado grabada, porque yo también, aunque diferente, lo decía. Decía así: "Nací dentro de mi madre". 

Y es verdad, nacemos dentro de nuestras madres. Desde el primer momento de la fecundación soy un ser nuevo, diferente, único y vivo. No soy de mi padre ni de madre, soy yo, otro. Que tiene derechos a ser cuidado, querido, alimentado y educado en libertad. Si no te ha pedido permiso, tú y tu compañero tampoco se lo han pedido a él, porque, a pesar de que  tú no querías ser madre, tendrás que aceptarlo, porque lo que no puedes es matarlo. Es, quieras o no, tu hijo y, aparte, es un crimen matarlo.

El problema no es corregir un descuido o error, por un capricho o pasión incontrolada, con el asesinato de otro. De otro ser indefenso, que no puede ni siquiera protestar, sólo dar alguna patada como señal de vida. El error está en que no queriendo privarte de tus placeres, te has descuidado y, tu descuido, lo paga el niño que es tu hijo, pero que no eres tú. Porque él tiene su personalidad propia, única e instransferible. Es una persona diferente a todas.

Nadie te obliga a ser madre, pero tus laceres, descuidos, o errores no valen la vida del niño que nace dentro de ti. Lo mejor solución es ser fiel y abrirse a la vida con una paternidad responsable. Los niños nos lo agradecerían. Dejemos de matar a tantos inocentes, inclusos hermanos nuestros.

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