viernes, 1 de marzo de 2013

SOBRE LA PÍLDORA DESPUÉS



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 Hace días, hice un comentario en el blog de elige (ver aquí). Hoy, después de ser tocado por el Espíritu, pues me ha venido mientras desayunaba, y sin ningún motivo ni preocupación sobre el tema, he visto y reflexionado el error de mi comentario. Ahora, lo razono y  me retracto de lo compartido en mi anterior comentario.


En actitud de reflexionar a la Luz del Espíritu, porque la Verdad no está en nosotros, sino nos viene del Espíritu Santo. El cerrarse a la vida, pensando evitar una posible vida, antes de ser fecundado el óvulo, es un acto de egoísmo que busca la propia satisfacción y rechaza la posible vida. Es una actitud donde se busca mi voluntad, y no la Voluntad de Dios. Es caminar según mis criterios y no los de Dios.

Luego, el hacer uso de la "píldora después" es con la actitud de evitar una posible concepción interrumpiendo la potencial o posible fecundación. Aunque todavía no hay vida, si se rechaza la posible vida. Es lo mismo que abortar. No ponemos las cosas en Manos de Dios. En este mismo momento creo y pienso con toda humildad que, nuestros hermanos, los obispos alemanes, están en un error.

No está el pecado en la consumación del delito, sino en la actitud. Pues es compartido por todos que, habiendo tenido intención de matar a alguien y no consumarlo por casualidad, la culpa es la misma que de haberlo logrado. Ayer, ahora me viene a la mente, vi una película donde la esposa abandonó al marido, impedido de las dos piernas, arrojándole las muletas al fuego, y dejándolo a merced de las llamas. Segura de su muerte puso su vida a salvo.

Pero no fue tal como ella había pensado. El marido pudo, arrastrándose, salvar su vida. Ahora, ¿es ella culpable del delito de asesinato? Creo que el ejemplo alumbra muy claramente el criterio. 

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