miércoles, 11 de julio de 2012

SABER ESCUCHAR


open-ideas.es
 - Es evidente la importancia de saber...

No es oír todo los días una voz de  ultra tumba que te diga lo que tienes que hacer. Saber escuchar es aceptar y tener claro que tu misión en este mundo es hacer la Voluntad de Dios. ¡Ahora!, ¿cuál es la Voluntad de Dios?

Saber escuchar es tratar de clarificar y entender que todo aquello que se nos comunica no es lo mejor ni lo bueno, sino que, en muchos casos, tratan de conseguir beneficios para los propios comunicadores. La mejor escucha es la de entender y discernir lo que nos dice nuestro Padre Dios, porque Él, sí reamente busca nuestro bien sin ningún interés ni beneficio, ¡no lo necesita!, solo lo hace por amor.

Esa es la cuestión, llegar a entender y clarificar lo que Dios quiere de ti. Y, en mi modesta opinión, creo que hay ciertos signos y criterios que pueden ayudarnos a discernir que quiere Dios de cada uno de nosotros. En primer lugar, no hemos elegido la familia, ni el lugar, ni la época o circunstancias o ambiente que nos rodea. Ni siquiera los amigos. 

De alguna forma todo nos ha venido dado o impuesto, como quieras significarlo. No se ha contado, ni con nuestra opinión, porque seguramente hubiésemos elegido de acuerdo con nuestros gustos y apetencias. Pues bien, ¿no es esa una forma de hablarnos directamente a cada uno para decirnos que quiere de nosotros?

Podría ser chino, africano, americano... Podría ser rico, pobre o moreno... Podría estar aquí o allí, pero estoy en donde estoy. Esa es mi realidad, y es ahí donde mi vida tendrá sentido si trato de vivirla siguiendo la estela y el estilo de Jesús de Nazaret.

"Ámense como Yo les he amado", y podríamos añadir, "y como nos sigue amando ahora, en este momento". Vivir de acuerdo con la enseñanza que Jesús nos dejó es aceptar y hacer la Voluntad del Padre. No se trata de cambiar de lugar, de emprender otros proyectos, de imaginar otras misiones... Se trata de responder en el lugar que nuestro Padre Dios te ha puesto.

Esa es tu misión, la de atender a tu padre o madre; la de atender a tu marido o esposa; la de preocuparte por tus hijos; la de estar dispuesto a servir, escuchar y comprender a tus vecinos; la de cumplir con caridad en tu trabajo; la de ser figura en todo momento de Jesús de Nazaret.

Pero tampoco se trata de hacer todo a la vez, se trata, en mi humilde opinión, de responder según las prioridades que tu vida te vaya marcando, y tu naturaleza te permita. 

Conozco a una persona que, sin pretender nada, es el centro de toda su familia. Está cargada de defectos, como todos, pero su vida está enfocada a servir. Primero busca las necesidades de los que le rodean o se le presentan en su vida, y se olvida de la suya propia. Su vida está dirigida para servir y pensar en el bien de los demás. Muy pocas cosas hace pensando solo en ella.

Está presta a sacrificarse, a priorizar, a dejar sus proyectos, a procurar el bien o la alegría de otros, a servir y conseguir que los demás se encuentren bien, a... Pone siempre al otro en primer lugar, y lo hace desde Jesús de Nazaret, incluso sabiendo que antes de ir al altar debe atender a esa persona. 

Ella misma acepta y tiene muy claro que lo primero es la persona, y que esa es la Voluntad del Padre, y lo que vino a enseñarle Jesús, su Hijo. Y, verdaderamente, se hace luz su vida entre los otros, y creo que el día de su partida será un reconocimiento unánime de todos, agradecidos por su gran amor.

Ese ejemplo y esa vida han dado pie a esta humilde reflexión. Creo sinceramente que la Voluntad del Señor nos la ha dejado muy clara. Posiblemente, ocurre que nos empeñamos en hacer nuestros proyectos, y dejamos los de Dios para cuando los nuestros fallan.

2 comentarios:

Pedro Fernández Cabañas dijo...

Salvador, gracias por esta página, leo muchas tuyas y esta me ha gustado especialmente, perdona por no poner más comentarios...sé que eso anima.

QDTB

Salvador Pérez Alayón dijo...

Sí que es verdad, Pedro, el compartir anima mucho. Es una de mis inquietudes aunque no hago lo que quiero con respecto a eso.

Hay mucho trabajo, muchas publicaciones diarias y, algunas veces, también por la pereza, y otras por el cansancio, no comento todo lo que quiero y me gustaría.

Pero es muy importante, porque nos acerca, nos une, nos pone en relación, nos recuerda que existimos y estamos vivos, y nos fortalece nuestra fe.

Sigamos adelante y pongamos en manos del Señor la fortaleza y la sabiduría de no dejar de compartir.

Un fuerte abrazo en Xto. Jesús.

ÚLTIMAS REFLEXIONES