lunes, 12 de marzo de 2012

¿SOMOS DIFERENTES?

Recordar que el hombre y la mujer están hechos para...

Creo que tras pensarlo bien y reflexionarlo, todos llegamos a la conclusión que el hombre y la mujer son diferentes. Son diferentes porque pertenecen a sexos diferentes y porque están destinados a complementarse en la familia.

Desde ese punto de vista, la familia, diríamos, es el engarzamiento de las características del hombre y la mujer para, unidos en esfuerzo y bien común, procrear y educar a todos sus hijos nacidos del compromiso de amor entre ambos. Podría decirse y añadirse muchas más y de diferentes formas y puntos de vistas, pero al final, creo que podemos converger en que la familia es la unión fundamentada en el amor para vivirlo abiertos a la vida.

Porque si no hay amor, difícilmente habrá familia. Habrán intereses y objetivos, pero que no estando basados en el amor, pueden romperse y resquebrajarse en cualquier momento, como le ocurre a cualquier sociedad. Porque excluido el amor, la familia se convierte en una sociedad más.

 Solo el amor y, por consiguiente, el compromiso hasta el extremo hace que la presencia del Señor, para los contrayentes cristianos, y también para los no cristianos, aseguren la supervivencia de los cónyuges y la unidad familiar.

Pero, había iniciado esta reflexión fijándome en las diferencias del hombre y la mujer. Y esto se me ocurrió al observar la tendencia activa masculinizante de la mujer en las últimas décadas. Yo que ando entre la generación de la mujer para la casa y subyugada al hombre, y la mujer liberada e igualada al hombre, experimento lo siguiente:

La mujer se ha movido, en aras de su equiparación al hombre, en ser más como el hombre que en mantener una igualdad de dignidad y derechos que el hombre. Esto ha promovido un hacer y hacer cosas como el hombre que las ha llevado a vivir como hombres. Se han masculinizado más que igualados.

En tales casos, muchas parecen hombres y en muchos momentos se hace hasta costoso poder diferenciarlos. Han imitado la vestimenta, los hábitos, el deporte, los vicios y...etc. Podemos creer que somos iguales, pero eso ha dejado un vacío, que no sabemos ahora donde están las compañeras del hombre. Creo que han perdido su femineidad, su virginidad y su dignidad. Esto claro, entiéndase, no de forma general, pero si en una gran mayoría, sobre todo de las últimas generaciones.

Supongo que el movimiento de igualdad ha sido, o está siendo equivocado, porque en lo que hay que acercarse al hombre es en defender los derechos como personas, sin dejar de ser mujeres.  En los derechos de ser madres, porque son ellas las que dan a luz; en los derechos de ser tratadas como madres, esposas y personas; en los derechos a formarse, a descubrir su vocación profesional, a desempeñar un trabajo, una profesión...etc. 

En los derechos a compartir las labores familiares, la educación de los hijos...etc. Pero todo ello desde el papel y el rol que cada uno desempeña como ser complementario y diferente. Porque cada uno tiene su papel y su responsabilidad. Y eso creo que es lo que se ha perdido.

Hasta aquí la exposición, que no pretende sino ser una exposición reflexiva de un tema que recaba opiniones y pareceres. Las preguntas serían: ¿qué opinan ustedes al respecto? ¿Están de acuerdo con lo reflexionado o piensan de otra forma? ¿Piensan que la igualdad es ser más parecidos el uno al otro, o, por el contrario, ser cada uno más libre para desempenar el papel que la naturaleza, o el Cosmos, le ha dado a cada uno?

Tú opinión puede ayudar mucho a derramar luz sobre este controvertido tema, y, además, es responsabilidad de todos ayudarnos a clarificar y descubrir nuestro camino, aunque nos cueste ver las cosas como deben ser. Eso sí, rogamos sinceridad, honradez y navegar en la verdad, al menos en la que se cree honradamente. Entre todos podemos encontrar razones que nos hagan construir un mundo mejor.

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