sábado, 28 de junio de 2008

VEINTE KILOS POR FAMILIAS


El padre Ramón Navarro, también comboniano, llegó la semana pasada de la provincia de Sidamo, a 400 kilómetros al sur de Addis Abeba, en una de las zonas donde con más incidencia se está desarrollando la hambruna. Tiene una larga experiencia de trabajo en Etiopía, de casi 30 años. "Cuenta que la causa principal de esta situación es la sequía". La gente ha perdido sus cosechas, por la sequía y también por alguna granizada que ha azotado los cultivos.

El Gobierno ha estado cortando la luz un día sí y otro no, porque las presas donde se genera la luz están sin agua. Todo ello contribuye a que la situación sea muy precaria, y esto hace que los meses que vienen, que es cuando se debería sembrar, la gente se va a encontrar sin comida. Se habla de millones de afectados según las cifras de Unicef, pero el Gobierno lo niega y dice que no llegan a cien mil. Yo lo que he visto, comenta el padre Navarro, es que hay muchas zonas en las que se está pasando hambre, y en las que se está distribuyendo comida muy racionada a las familias, unos 20 kilos de granos por familia. Son familias que tienen bastantes hijos; una familia normal tiene siete u ocho hijos.

El encargado de repartir la comida es el Gobierno, ayudado por algunas ONG y por la Iglesia católica. Sobre todo las monjas de la Madre Teresa, que son las encargadas de los centros de reparto. El padre Navarro habla de causas naturales: "se trata de sequías periódicas, por el clima". La guerra lo que ha hecho es que el Gobierno concentre sus fuerzas en otra cosa que no sea atender a quienes pasan hambre, y tampoco le interesa que se dé a conocer mucho esta situación.

Es intolerable que se produzcan estas cosas. Se anteponen los intereses partidistas de algunos a el bien de la persona humana. ¿Que sería de este mundo sin el valor de la persona humana? Por que no van a pretender que son ustedes, socialistas, comunistas, populares, convergencia, partido gallego...etc. los que han elevado a la categoría digna, por encima de todo lo demás, la persona humana. Hace ya, 2008 años, nuestro SEÑOR JESUCRISTO, muriendo por nosotros, proclamó el valor supremo de la persona humana y la igualdad entre los hombres. De forma, que un etiope, de los que a diario mueren de hambre, son en dignidad iguales que cualquier persona de los partidos antes nombrados y de todos los que faltan.

No se puede entender que enarbolen la bandera de la igualdad, señora Aido, la bandera de la libertad, los derechos humanos, y, mientras, otros con el mismos derecho a ser iguales, a ser libres, a ser tratados dignamente, se pudran y mueran en la más indigencia de las miserias ante la pasividad e indiferencia de sus iguales. Iguales en el papel, pero desiguales en el trato. Y el que trata mal a otros, nunca podrá tratar bien a nadie, sólo, y mientras mantenga interés, la persona en cuestión, le será respectado, entre comillas, sus derechos. En cuanto el motivo del interés desaparezca, desaparecerá el respeto, la igualdad y la dignidad.

Y esto no hace falta demostrarlo, pues lo vemos con claridad meridiana en cuanto terminan un período electoral. En el comienzo se prometen el oro y el moro, luego se dará lo que se pueda priorizando mis intereses ante que los de los demás. ¿Es que se puede considerar la guerra prioritaria a la persona humana? Ahora me explico que si se deja morir a personas que se ven, mucho más desapercibido pasa el matar a personas que todavía permanecen en el vientre de sus madres.

Todo tiene fácil explicación cuando se quiere ser sincero e ir de cara hacia la Verdad. Y, ¿que hacemos nosotros? Porque soy consciente que todo esto no vale para nada, si no hace que nos vayamos conciensando y moviéndonos a actuar. Y es que hay, y se pueden hacer muchas cosas. Primero, pensarnos mejor nuestro voto. Segundo, manifestar, donde quiera que estemos, nuestros pensamientos y posturas. Tercero, ir llenando la atmósfera en la que vivimos de criterios y actitudes que nos defiendan, porque en definitiva nosotros somos también personas humanas.

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