sábado, 21 de junio de 2008

TRAS LAS APARIENCIAS, BUSCAN LA GUERRA


Observando la realidad que me rodea debo confesar, no sin antes sentir que me da miedo, que lo que está ocurriendo en nuestra país, y también en todo occidente, es producto de una venganza irracional y un ajuste de cuenta que todavía no ha cicatrizado. Yo no tengo experiencia del pasado bélico de nuestra guerra, pero si, ahora, leo los acontecimientos que se sucedieron y lo que pasó. Y me parece estar viendo los mismos síntomas de lo que ahora está ocurriendo.

No se puede entender que se estén contradiciendo de una forma brutal y sensible, a la luz de todos, y se pierda la vergüenza de querer convertir lo blanco en negro. Todavía más, la obsesión es tan grande que no les importa hablar hoy de libertad y mañana impedirla y seccionarla. Es algo que ambula por lo irracional, incoherente y disparatado. Diría que de psicópatas se trata.

Habrá que derramar mucha tinta y más aún sangre, porque no parece algo fundamentado en principios que puedan sostenerse, sino más bien apoyados en una inmadurez irracional e infantil adormecida en un pasado resentido y disparatado. Y llego a esta conclusión porque no se entiende que se defienda la libertad y se practique el totalitarismo. Y no hace falte demostrarlo porque a la vista está: ¿que es, si no, educación para la ciudadanía?

Se produce una agresión al cristianismo que se manifiesta en la pretensión de concebir la religiosidad como una dimensión privada de la persona, que el Estado se limita a tolerar fuera del ámbito de la vida pública. No se trata de un conflicto entre integristas y laicistas, sino de una cuestión de libertades personales y de intromisión del Estado en las conciencias (don Ignacio Sánchez Camara, filósofo y columnista, en Alfa y Omega nº 598). Y continúa: el cristianismo constituye el verdadero cimiento de la cultura europea y aporta los ingredientes de su concepción del mundo y de la vida. De tal forma que, allí donde no han influido los principios cristianos, la democracia y los derechos humanos arraigan con extrema dificultad.

La falta de esperanza no induce a depositar nuestro destino en este mundo como un fin y no como un medio. Este pensamiento, basado en la creencia del hombre como ser suficiente y capaz de realizar su propio proyecto sin necesidad de que nada le venga de afuera, termina en un rechazo a toda esperanza que esté por encima del propio hombre, y, en consecuencia se entra en un proceso típico, como comenta Juan Manuel de Prada, escritor, de secularización.

Y como todo hombre tiene que creer en algo, condición natural que prueba la limitación humana y nos demuestra que hay Alguien por encima del hombre, el hombre se inventa sus propios dioses. Nadie es ateo. Se puede no creer en DIOS, pero se cree en otra cosa. Luego, el hombre se hace idolatra y, en su búsqueda, se erige una nueva idolatría. En este tiempo, como dice Juan Manuel de Prada, se apoya en el progreso, la ciencia y la política. Ya dijo Saramajo que no entendía como el hombre todavía, ante tantos adelantos de la ciencia, creía en DIOS. Y, como todo los procesos idolátricos, acabará con la sociedad convertida en escombros.

Y, digo yo, no hace falta buscar ni afanarnos en demostrarlo, pues a la vista de todos vemos que rumbos lleva la sociedad, Europa, hacia la prosperidad y felicidad prometida por el hombre, capaz de todo y suficiente de su propio destino: guerras, asesinatos, familias desunidas, destrozadas, hijos sin padres, hombres con hombres, mujeres con mujeres, fabricas de hijos, desconfianza que me maten cuando sea una carga para los demás (eutanasia), abortos, esclavitud, inseguridad, vacío, muerte, corrupción, educación controlada, pero sobre todo sin esperanza y con un etiqueta de caducidad. Eso es lo único que te pueden ofrecer.

La Iglesia, por el contrario, ofrecen una labor inmensa muy fácil de demostrar. Sólo hay que ver un poco la historia para comprobar toda su labor ingente y social. La Iglesia y sus confesiones religiosas mantienen en España 5.141 centros de enseñanza, lo que supone educación para casi un millón de alumnos y un ahorro para el Estado, aproximadamente, de tres millones de euros por centro y año; tiene a su cargo 107 hospitales (50 millones de euros ahorrados por hospital y año); entre ambulatorios, dispensarios, asilos, centros para minusválidos, enfermos terminales de sida y atención a otros desheredados de la fortuna, dependen de la Iglesia 1.004 centros, o sea 51.234 camas (4 millones de euros ahorrados por centro y año). Cáritas, la ONG verdadera, gasta al año 155 millones de euros, y Manos Unidas, 43. Sus centros de reeducación social (toxicómanos, expresidiarios, prostitutas) atienden a 53.140 personas. Orfanatos hay 937, con 10.835 niños. Además la Iglesia mantiene el 80% de su patrimonio artístico para que los exquisitos podamos seguir admirando nuestra historia. Esto es un breve resumen de lo que aporta la Iglesia a la sociedad española. ¡Quién da más! (Jorge Trías, abogado, de Alfa y Omega, nº 598).

Pero, aún siendo eso muy importante, no es lo más importante, Lo fundamental y el Misterio de nuestra FE es que creemos en la Resurrección y que aquí no acaba todo. Es entonces cuando nuestros sufrimientos, mortificaciones, nuestras alegrías y nuestras renuncias por amor para un mundo mejor tienen la recompensa de la plenitud eterna en la mayor de las mayores felicidad, la única y grande: permanecer para siempre gozando de la presencia de DIOS. Nuestra vida, pues no tiene etiqueta de finitud. No termina, continúa, ahora gloriosa delante de nuestro PADRE DIOS.

Por todo esto, no entiendo a estos señores y, empiezo a pensar que, como Mercedes Salisachs, en Alfa y Omega, tengo la impresión de estar viviendo los mismos ataques a la religión católica que sufrimos, yo, por mi edad no pude sufrirlos, pero los conozco por mi familia y la historia, en los años 30. La diferencia consiste, continúa, en que, en aquella época, era un acoso declarado y cabía el derecho a reaccionar. Hoy los ataques son solapados, por eso esta reflexión y el título de la misma, se esconden en actos que parecen inofensivos, pero son letales. Y con frecuencia se vale de silencios que deberían ser gritos. La libertad de la que se alardea es un mito.

No hay libertad, se nos obliga a todo y el pueblo absorto en el divertimento, en el placer inmediato, en la comodidad, en los derechos sin saber de donde nos vienen y quien nos lo ha dado, en las falsas promesas, en la mentira, pues ellos mismos comprueban la utopía de sus promesas, en las desesperanzas, en la confusión ,como en Babel, en la educación dirigida y controlada por el papá Estado, y en el sin sentido de ver como aquí se acaba todo, permiten ser dirigidos y manipulados. Se cumple: "tienen oídos y no oyen; tienen vista y no ven; tienen lengua y no hablan". Son los dioses de los que dicen no creer en el único CREADOR Absoluto e Infinito, pero si creen en las criaturas finitas como ellos. Me parece absurdo, porque para tener un dios, que sea poderoso y el más grande. DIOS sólo hay uno: el SEÑOR revelado en su HIJO JESUCRISTO.

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